Vivienda familiar de alquiler, ¿qué ocurre tras el divorcio o la separación?

Uno de los aspectos más conflictivos en un proceso de divorcio o separación es el destino de la vivienda familiar, especialmente si se trata de una vivienda alquilada. A diferencia de las viviendas en propiedad, las de alquiler generan una serie de desafíos adicionales, ya que el contrato de arrendamiento debe ajustarse a la nueva realidad de los ex cónyuges.

En este artículo veremos cómo la ley en España regula esta situación, qué ocurre con el contrato de alquiler tras la ruptura, y cómo proteger tus derechos.

 

El derecho a la vivienda familiar: quién se queda en la casa

Cuando se produce un divorcio o separación, lo más común es que uno de los progenitores permanezca en la vivienda familiar junto a los hijos, mientras que el otro busca un nuevo lugar para vivir. En este caso, la decisión sobre quién se queda en la vivienda se toma en base a dos criterios clave: el bienestar de los menores y el régimen de custodia acordado.

La normativa española prioriza el interés superior del menor, lo que significa que, generalmente, el progenitor que obtiene la custodia de los hijos o el uso de la vivienda familiar es quien permanece en el domicilio. En los casos de custodia compartida, es común que los progenitores alternen su estancia en la vivienda (más información) o se busquen acuerdos particulares.

 

¿Qué dice la Ley de Arrendamientos Urbanos?

La Ley de Arrendamientos Urbanos regula los derechos y obligaciones de los arrendatarios en España. Según esta ley, si la vivienda familiar es alquilada y uno de los cónyuges abandona el hogar tras el divorcio, el contrato de arrendamiento no se extingue automáticamente. En cambio, el uso de la vivienda se atribuye en la sentencia judicial, y el cónyuge que continúa en la vivienda se subroga en el contrato de arrendamiento.

En palabras sencillas, el cónyuge que se queda en la vivienda puede asumir el contrato de alquiler sin necesidad de que el arrendador firme un nuevo contrato. Sin embargo, es importante notificar formalmente al propietario sobre el cambio de inquilino para evitar malentendidos o problemas legales.

 

¿Qué ocurre si ninguno de los cónyuges se queda en la vivienda?

Si la vivienda familiar es alquilada y ambos cónyuges deciden abandonarla tras el divorcio o separación, el contrato de alquiler puede rescindirse de manera anticipada, siempre que el propietario esté de acuerdo. En este caso, ambas partes quedan liberadas de sus obligaciones contractuales.

Si, por el contrario, ninguno de los cónyuges puede quedarse en la vivienda, pero tampoco desean renunciar al alquiler (por razones económicas o logísticas), pueden intentar renegociar con el propietario un subarriendo o buscar una tercera opción. En cualquier caso, es vital gestionar este tipo de situaciones con asesoramiento legal para evitar problemas futuros.

 

La importancia de la comunicación con el propietario

Uno de los errores más comunes en los casos de divorcio o separación cuando la vivienda es de alquiler es la falta de comunicación con el propietario. Informar al arrendador sobre el nuevo estatus del contrato y quién será responsable del pago del alquiler es esencial para evitar conflictos.

Si el cónyuge que abandona la vivienda es arrendatario en el contrato de alquiler, seguirá siendo responsable del pago de la renta hasta que se efectúe la subrogación en el contrato. Por lo tanto, una mala gestión de este proceso puede acarrear problemas económicos y legales para ambas partes.

 

¿Qué ocurre con la fianza?

La fianza depositada al firmar el contrato de alquiler es otro aspecto que genera dudas. Por norma general, al abandonarse la vivienda por uno de los cónyuges, la fianza no se devuelve automáticamente ni se divide entre las partes. El depósito de la fianza se mantiene hasta el final del contrato de arrendamiento, y será devuelto solo cuando se rescinda el contrato y la vivienda sea entregada en las condiciones pactadas.

Si uno de los cónyuges abandona la vivienda y el otro continúa con el contrato de alquiler, ambos deben acordar cómo se gestionará la fianza al finalizar el alquiler.

 

El destino de la vivienda familiar alquilada tras un divorcio o separación es un asunto que debe ser tratado con cuidado. Es fundamental conocer cómo funciona la subrogación del contrato de arrendamiento, cómo se gestiona la fianza, y qué implicaciones tiene para los progenitores y los hijos. Asegúrate de comunicarte adecuadamente con el propietario y buscar asesoramiento para proteger tus derechos y evitar complicaciones futuras.

*Si precisas el apoyo de un abogado familiar para tratar asuntos familiares, no dudes en ponerte en contacto con Saverio Abogados.

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